Auto-valorarse
El tiempo es propio de nuestra conciencia. Si nosotros sabemos dominarlo, la secuencia y frecuencia de acciones y reacciones, es más llevadera. Cuando se pierde el valor de la conciencia, y por lo tanto, del rol que ocupa el tiempo en ella, el equilibrio formado por cada ser humano sobre el peso del valor a nosotros mismos, se quiebra. Se quiebra el sentido de valorarse a uno mismo, de auto-consolarse, de auto-escucharse; de dejar el flagelo archivado en el cajón, bajo llave; de perder la amistad con la parte satánica que el cerebro nos impulsa. Cuando uno pierde el equilibrio de la aceptación, y no sólo de las malas actitudes, pierde la total autonomía, y el derecho, para opinar sobre la valorización de los otros. Valorarse a sí mismo, perder el miedo a lo que rodea, quitar las vallas de las salidas, encontrarle el nudo a la soga para desatarlo. En el instante que nos asomamos al precipicio, tenemos que acordarnos de la verdadera razón por la que estamos acá: valorar. Así, e...