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Mostrando entradas de octubre, 2013

Auto-valorarse

El tiempo es propio de nuestra conciencia. Si nosotros sabemos dominarlo, la secuencia y frecuencia de acciones y reacciones, es más llevadera. Cuando se pierde el valor de la conciencia, y por lo tanto, del rol que ocupa el tiempo en ella, el equilibrio formado por cada ser humano sobre el peso del valor a nosotros mismos, se quiebra. Se quiebra el sentido de valorarse a uno mismo, de auto-consolarse, de auto-escucharse; de dejar el flagelo archivado en el cajón, bajo llave; de perder la amistad con la parte satánica que el cerebro nos impulsa. Cuando uno pierde el equilibrio de la aceptación, y no sólo de las malas actitudes, pierde la total autonomía, y el derecho, para opinar sobre la valorización de los otros. Valorarse a sí mismo, perder el miedo a lo que rodea, quitar las vallas de las salidas, encontrarle el nudo a la soga para desatarlo. En el instante que nos asomamos al precipicio, tenemos que acordarnos de la verdadera razón por la que estamos acá: valorar. Así, e...

Subir, bajar, o reaccionar.

Mirar la intemperie. Pensar. Bajar. Subir. Arrepentirse. Volver a bajar. Estremecerse, por la sorpresa. Atinar, disminuir, temblar, vibrar. Pensar, subir. Arrepentirse, y bajar. Disfrutar. Soledad. Vagar. Pensar. Subir. Arrepentirse. Volver a bajar.

Que te vaya bien!

Hola, ¿cómo estás? Hace mucho no nos vemos, siempre tan igual, para vos no pasa el tiempo. Dime algo más, es incómodo el silencio, yo no tengo mucho que contar, se acabó la gloria entre los dos. Y nos dimos por vencidos, y si ya no queda nada que decirnos, que te vaya bien. Se acabó la gloria entre los dos. Nos dimos por vencidos, y si ya no queda nada que decirnos… Se acabó la gloria entre los dos, lo tenemos bien sabido. Y si ya no queda nada que decirnos, que te vaya bien, un beso y adiós.                                                                                                                           Que te vaya bien - AP

Melosamente cursi la melancolía

¿Cuándo deberíamos? ¿Cuándo nos dejaríamos? ¿Cuando podríamos? ¿Cuándo seríamos? Arranco un verso de tu boca, flotando, en las nubes, me enfocas; partiendo desde el todo, luchando con mis derrotas. Haceme volar nada más, ni nada menos, soñar; buscame en vos, que dentro tuyo encontras mi sol. Y si tardas mucho, acá te esperaré; lo hice por años, un poco más no me va a doler. Boleto al paraíso, no miremos el pasado, pisemos los charcos, que enfrentando superamos. Y mirame, puedo ser lo que quieras, cuando quieras, como quieras; con tal de una caricia tuya, voy al cielo y encuentro la Luna.

Volando, por ahí !

Cuando las cosas salen como no las esperas, la vida altiva y esquiva, amaga con el precipicio de la soledad. Y te tienta a saltar, como si oscuras sombras te arrastraran al principio de la eternidad. Y valoras, pero te tentas. Y hechas a perder tu arduo trabajo con una excusa falsa de felicidad. Malgastas el tiempo pensando en tu miedo, volando sobre el suelo, perdido en los cielos. Atrapas tu libertad y esa sí que no la soltás. Pero perdés todo aquello por lo que vale la pena luchar. Si en tu cuarto sobra aire, si hay amor por doquier, ¿por qué la constante necesidad de escapar? Y te fuiste, de mi colchón, con la inquietante seguridad de enfrentar otro corazón. Y me quedó ese vacío, poético, amargado, inundado de promesas y faltas de intuición. Pero me puedo relajar, confío en vos, y en tu esplendor, que harán que la Tierra salte de emoción.