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Mostrando entradas de enero, 2013

A mi amor, con discreción

¡Por favor! No le cuentes a mi amor de mi locura, que no sepa de mi ardor, que no se entere que me duele el corazón. Por favor, no le digas que lo quiero, que lo extraño cuando no lo tengo, que deseo que su piel permanezca sólo en mi cielo. ¡Por favor, amiga! No le cuentes sobre mis fracasos, rajaduras y despojos. No le cuentes a mi amor sobre lo arduo que es estar en mis pies. Pero, hermana, tampoco le mientas. No le hables sobre jardines de primaveras, ni velas en la cena, ni poemas sobre la mesa. No le digas cuan estúpida que soy al pensar que se estremece cuando bajo el cierre de su pantalón. Tampoco le cuentes que le temo a los espejos porque veo reflejado mi pulmón con agujeros; y mi corazón partido al medio. Sólo espero, amiga, que hoy no entiendas mis sucesos, porque eso sería poco serio. Y seguro encuentres cómo hablar con mi amor, pues la palabra justa siempre la dices sin vacilación. Te agradezco por manejar la situación, mientras yo me preocupo por recuperar mi cor...

Confusión

Disparos que vuelan hacia la nada y jamás puedo descifrar a dónde van. Siempre en el miedo, en la inseguridad. ¿Por qué temo? ¿A qué temo? Sí, alguien me desequilibró, me sacó de mi eje que yo creía "normal", por el hecho de decir "soy así, así me conoce la gente, nadie me juzga". Y puede que esta nueva cara me de algún que otro disgusto, no me acostumbro al orden de objetos y risas sinceras. Me falta el orden de ideas. Quiero aclarar. Aclaremos. Eso de no saber qué pasa, que se cruza. ¿Qué carajo quiero? Porque la duda, sinceramente, me está carcomiendo. Todo es duda, no solamente él. Dudo de mí, de mi futuro, de mi presente, de la gente que me rodea, es como si todo fuera una gran pesadilla por segundos, y al rato se aclara. Se oscurece. Y se aclara. Es siempre así, pero cuando me mira logro perderme y ya nada más quiero que quedarme en su piel. Y cuando se va... Otra vez me vuelvo a perder. Y vuelvo al principio del laberinto, sin poder encontrar la sal...

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Con el mismo dedo que te toco el timbre puedo presionar tu herida. Con la misma mano que te acaricio yo puedo meterte faca. Con la misma que digo mamá, puedo anular tú autoestima. Con el mismo empujón que te ayuda a crecer, puedo tirarte de la hamaca. Y así lastimarte, cortarte las piernas, llenarte de miedos, hacer que no quieras ganar este juego que tanto vale la pena. Yo puedo asfixiarte, reducirte a cero, hacer que no quieras sacarte el sombrero ante este milagro que algunos llaman vida. De la misma forma que hago una revolución te hago un golpe de estado. Del fernet puedo ser un curda feliz o ser víctima y victimario. De la manipulación yo puedo hacer el bien pero también maldades. De paso cañazo que no doy por dar, te quito posibilidades. Y yo acá re puesto, explicando qué es esto de que los opuestos que están dentro nuestro, si bien son opuestos también son complementarios. Dentro mío bailan Hitler y Mahatma, Buda y Zorba, el griedo, Mariano Grondona, y el viejo, el amor y e...

SA

En algún recoveco de su complexión, el inconsciente oprime lo que nos puede perturbar. Así, creemos que algunas cosas se han olvidado. O ni siquiera, lo que se olvida no se percibe, no se delibera, no se advierte. Esa falacia especuladora se nos caga de risa. Como cuando abriste la puerta, y te percibí. Venías con todo eso que supo movilizarme, moverme. Y quedé inmóvil. La muerte llegó finalmente con la empatía del destino. Con tu voz completando todo. Con mi todo para vos.                                                                                                                               Santiago Aysine

Infinitas son las gracias

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"Por suerte ya he establecido qué cosas no pienso dejar a dejar: tu risa llena de estrellas; el rock, el vino y el bar." "Cuando nada tengo por escribir, ya venís con tus besos de tinta a escracharme el corazón."