Palabras robadas
Hoy te vengo a hablar de infierno a cielo, de beso a consuelo, de barco a vuelo, de miedo a miedo. Hoy me planto para hablarte de alardes sin reproches, de aturdidas pasiones, de olvidos sin escalones. Hoy me hundo en el valor de escribirte, de escribir para un sin nombre; evitando los asegurados desmayos de un Don Juan que me enamora de todos sus lacayos. Te escribo porque así soy, así me gusta ser con vos, soy lo que te muestro, transparente, pero sólo cuando está tu voz. Así que, hoy tomo coraje para pedirte, que si vas a despedazar mi corazón, es la hora exacta para que gires media vuelta y te vayas para el otro vagón. Si vas a romperme, te pido por favor, que vuelques tu esplendor en otro corazón, porque el mío no soportaría ni un sólo agujero, y menos de tu amor. Yo no pido chocolates, ni perfumes, ni rosas; yo no quiero sueños con perdiz, yo no te pido complacencias, ni mucho menos demandas en San Valentín. Sólo quiero pies descalzos, almohada...