Entradas

Mostrando entradas de julio, 2015

Miedo

Estoy aterrada. Ya no me acuerdo cómo se hacía esto. Perdí mi alegría y mis convicciones; sólo queda el miedo. Eso me aterra. Lloro por el miedo que me genera mi miedo. A todo. Tiemblo. A veces sueño que mis temblores me provocan pesadillas. Una pesadilla de otra pesadilla. Y no puedo salir de ellas. Me despierto, sudo recuerdos, ¿dónde quedó mi paz? Intento salir, pero es un largo camino, y todos los días inhalo y exhalo tras pasar cada árbol, cada pozo, cada piedra. Y cada obstáculo es un nuevo presente y un pasado no pisado. En cada obstáculo me cruzo con todos los males que me paralizaron, con cada punzada que me hizo sangrar. Pero cada vez que miro las cicatrices que me dejaron cada una de ellas, me doy cuenta que nada me hizo sangrar tanto como esto; estoy perdida. A veces me quedo sin aire, siento que no puedo respirar del dolor que me causa simplemente pensar. Perdí mi mayor rasgo, mi mayor característica, perdí mi todo: ya no puedo imaginar. Me duele lo que imagino. Se...

vidA A A

La vida en un salto, me estremece tu canto y el rechinar de tu sonrisa. La vida en un salto, sabes muy bien cómo resumirme. La vida en un salto. En el borde. Perpetua la calma que me hace entender que cada vez que miro alrededor no me interesa saber quién es. Sólo yo. La vida en un salto. Metáfora insoluble. No se entiende. No se explica. ¿Cómo es que la niña ya no está viva? La vida en un salto. En un suspiro. Se va de un arrebato. Para vivir no alcanza con respirar. La vida en un pensamiento, en un cruce de ideas, en un invento. La vida encerrada, encarcelada, sin imágenes ni sorpresas. En la vida no hay vida. Hasta que no la pierdas no sabrás entender lo que significa.

Censura

Tanto tiempo te censuré... Y hoy estás acá. Mordiéndome el estómago. Agujereando mi cerebro como si fueses un gran taladro. Hoy estás acá, mirándome, sintiendo como toda mi sangre transcurre un proceso de congelamiento; mirando como mis ojos intentan desviarse hacia la nada misma. Y te reís. Yo sé que por dentro te reís. De mis censuras, de mis halagos, de mis penas, y mis llantos. Te reís de como poro a poro mi cuerpo se va consumiendo. Te reís porque sabes muy bien lo que me movés al parpadear. Si tan sólo tu silueta fuese una ilusión, las pesadillas desgarradoras desaparecerían, y mi vida se volvería igual de negra pero sin ese resplandor. Porque sos eso. Un resplandor, que aparece, destella unos segundos y queda perpetuo en el tiempo. Como cuando cerras los ojos muy fuerte y de repente los abrís, queda esa luz, que intentas que se vaya pestañeando más y más. Y si tan sólo te fueras en un abrir y cerrar de ojos... A veces me das nauseas. A veces quiero vomitar cuando escucho tu vo...