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Brevísima historia

Sus pies inquietos me despertaron. La cama estaba fría, había un abismo entre cada cuerpo, sentía que estaba congelándome. Nunca dormimos tan espaciados, esa noche presentía lo malo. Pero era tal el cansancio que acabó por envolverme. Aún así me mantuve de espaldas, estaba expectante, no sé, lo presentía, sabía que algo iba a pasar, y el no moverme era una forma de esperar lo peor. Sentí su mano en mi pelo, y cerré los ojos. No quería que supiera que estaba sintiendo cada segundo de su respiración. Perdía sus dedos en mi pelo, y en mi cuello, me acariciaba tan sigilosamente que se me erizaba la piel. Y entre medio siento una congoja, no mía, sino de él: estaba llorando. Supuse que no quería hacer ruido, pero aún así entre tanto se sentía alguna que otra lágrima queriendo no callar. Y comenzó a hablarme. Temía por lo que fuera dicho, porque sabía que era todo lo que no supo decir en la vigilia de nuestros días. Temía porque sabía que se lo había guardado y lo que se mantiene en si...

Qué lástima

Qué lastima no haber sido nada, no haber dejado todo, no habernos perdido en el alba. Qué lástima que no supimos ser, que caminamos sin sonreír y no nos vimos amanecer. Qué lástima no conservar los olores, los sabores, los amores, y quedarnos con el hambre. Qué lástima la vida sin vos, sin dos, sin sol, sin ton ni son. Qué lástima no vivir, pero qué bueno que te dejé ir, encontrate con alguien que te haga feliz.

Basta boludo

Basta boludo. Quere, amá, abrazá, hasta que se quede sin aire. Basta boludo. Dejate de joder. Que la piba te quiere, y eso no es poca cosa. Si no se puede, seguí tu camino contrario. A otra ruta, vía Roma. Ella también va a seguir. Basta boludo. No la lastimes, no es el fin del mundo, no deja de girar la Tierra ni se estanca el río. Vas a concer a otra y ella también será feliz. Basta boludo. No rías de sus lágrimas ni festejes que está golpeada. Porque vos estas peor. Perdiste la esperanza y eso te deja más tirado. Basta boludo. Dejate de molestar, que el que pega sin razón está anclado en el fondo del mar.

Se sueña o se va.

Acá me encuentro, intentando enfocar, rodeada de monstruos que ahondan mi cabeza hasta el penúltimo escalón. Siempre queda uno más, por si te arrepentís. Habito en el alma de alguna nube, que vaga entre los cielos, de planeta en planeta por todo el Universo. Y en cada estrella, tu voz. Me detengo a escucharla, y ahí recargo mi energía. Sigo el viaje, con los auriculares puestos. Si la canción es triste, me seco las lágrimas. Y el efecto que perdure es el que me hará dilucidar si en la siguiente estrella freno. O quizás nunca quiera frenar. El curso de las canciones son un viaje, y en cada mente se sueña o se va.

Suerte de caricia

¿Quién va a sacarme la tristeza? Cuántos pésames, cuantas náuseas. Todo ha ido a la basura, y quedan los restos. ¿Quién va a desempolvarme las heridas? Sólo había una cura, y se evaporó. Quedó el recuerdo, como una estática que eriza la piel. ¿Quién va a salvarme la cabeza? Todas las alegrías se volaron. Y sólo queda el viento. Como una suerte de caricia que trae tu piel, como si la tocara. Y todo es tan real que a veces me transporto al otro lado del río, creyendo, al fin y al cabo, en el principio de que nada se pierde... y todo se transforma. Creo que algún día te vas a unificar, y me vas a abrazar, y todo va a volver. Todo es fácil otra vez. Y quizás, en alguna vida, al otro lado, aquí o allá, el viento traerá volando, tus hojas, nuevamente, para verte renacer.

Siempre se vuelve

Cuando todo es la nada, y la nada es el todo. Cuando apenas existe un algo, y la meta es el modo. Cuando es difuso lo escrito y el alma se vuelve concreto. Cuando la brisa cae, y los pájaros se esconden del viento. Cuando todos corren y vos te enredas en el huracán. Cuando el abrazo se hace canción. Cuando es bueno, y cuando es malo. Cuando es verso y cuando es desorden. Cuando es poesía y cuando es amor. Cuando hay sueños y cuando despertas sin conocer. Cuando es realidad y cuando es fricción. Ahí, está todo. Siempre se vuelve.

Me dijo

Me dijo: "Te voy a hacer el amor"... Me sirvió una copa de vino, llenó la bañera 3/4, conocía la temperatura exacta cómo me gustaba el agua; me quitó la ropa y me ayudó a entrar... Me lavó el pelo, la espalda y los pies. Me llevó a la cama y mientras me secaba el pelo humedecía mi alma; me acostó boca abajo y comenzó a masajear mi espalda, no decía nada pero su suave respiración era lo más bonito que podía oír. No sé en qué momento me dormí. Pero cuando desperté en sus brazos, me dijo: "hay muchas maneras de hacer el amor". Respiré profundo, y lo besé.  Y esta vez lo hicimos como yo sabía, con el cuerpo. Ese amor salvaje que nace en la piel. Él sabe perfectamente cómo hacer el amor cada día, y es que para el amor no es necesario el encuentro físico, se puede hacer el amor de muchas maneras: con una caricia, una mirada, con una sonrisa cómplice, con un abrazo fuerte y sin decir nada, con un pecho amigo donde esconder las lágrimas. ¿Con una flor? No... ...

Ensueños

Cuando creo, sólo creo. Un sinfín de sueños y ensueños. Los planes, siempre fallan, pero aún así deseo intentarlos... con vos. Cuando todo va mal, cuando las piezas no hacen más que desencajar, ahí están tus brazos, para abrazarme de paz, mimarme el alma, acariciarla, y afirmar nuevamente que, una vez más, ahí vas a estar. Soñando. Siempre soñando. No creo que haya otra salida ante la oscuridad. Proyectando nuestros hijos, nuestros nietos, nuestra casa, las flores, los viaje, la bañera y el porche; el fútbol, los libros, las películas, las fotos, las sábanas del amor. Cuando todo no es más que oscuridad... ahí estan nuestros momentos, nuestras reliquias. No somos más que la suma de un par de resbalones, caídas y moretones, que hacen que cuando nos levantemos, nos miremos y, juntos, toquemos el cielo.

Viaje a tu abrazo

Me preparo para levantarme en vuelo. Siento la brisa, me envuelve, me tienta, me seduce. Me incita a esbozar sonrisa.  Siento sed. Calor. Alegría.  Y veo las nubes más cerca sin aún haber subido ni un centímetro del suelo. Y siento que llego.  Siento el algodón.  Uno a uno tus poros me envuelven. ¡Cuánto éxtasis! En un segundo crucé la atmósfera.  Y ya estoy acá.  Tengo vista panorámica de todo tu Universo.  Cierro los ojos.  Y lo demás es levitar.  Ya llegué.  A mi punto máximo de Paz, donde rodea aire puro, tibio, de esos que no se respiran en otro cielo.  Recuerdo donde estan mis pies.  Encima de los tuyos, rodilla a rodilla, codo a codo. Siento tu oído en mi pelo. Y de repente un beso me despierta.  Ya volví. Bajé. Feliz. Con otra cara. Como si hubiese recuperado mis energías en las estrellas. Absorbí la vibra más hermosa de los mundos.  Acá estoy. Ya puedo contar mi viaje a tu abrazo.