Tocar tu cielo

Todavía no me decido si tomar el atrevimiento de escribirte, de escribir para vos, de dejar de lado todos y cada uno de los costados tristes y empezar a recordar como si fuese hoy cada momento que se plasma aquí, ahora, en este presente, en este corto lapso de tiempo etiquetado con un par de letras.
Debería tomar ese atrevimiento porque creo que es menester dejar de lado cualquier tipo de dignidad, orgullo, rencor, felicidad, tristeza, o cualquier sentimiento; creo que es menester perder cualquier cosa, tan sólo por una mirada más.
Muchas veces prometí y me dejé caer, creo que la vida viciosa y aficionada que intenté llevar a mi temprana edad no fue del todo encaminada porque temprano me dejaste. A veces el tiempo menosprecia su valor, y se hace extrañar.
Pero aun así creo que disfruté todos y cada uno de tus pasos, aprecié cada uno de tus defectos y critiqué, muchas veces, tus grandes virtudes.
La gente a veces se lleva consigo lo peor y deja sus marcas llenas de luz; y creo que vos en mí dejaste eso, un pequeño rayo que va a ser mi guía para el resto de mis días.
Quizás fue algo del destino. Quizás fue algo de un futuro incierto. O quizás fue un pasado que no quiso ser pasado.
La mayoría de las veces uno no elige cuándo desaparecer, o dejar de querer; incluso es muy difícil sobrevivir a los tormentosos fuegos del presente. Pero vos sabías elegir y enfrentar muy bien cada obstáculo que esquivabas con ese tono victimoso, que te hacía exasperar tus ojos saltones y tu sonrisa alegre, y tus brazos abiertos que siempre me recibían con ese afán de alejarse de la realidad por tiempo indeterminado.
Aun puedo escucharte, puedo sentirte; sueño con vos. Y me despierto angustiada porque es todo tan real...
Siento tu olor, y me persigo cuando alguien tiene tu misma voz. Esa inconfundible e inigualable voz.
Y si hoy tuviesen que darme a elegir una persona con la que quisiera compartir el resto de mi vida, sin ningún tipo de pausa diría tu nombre. Dejaría cualquier parentesco, cualquier amor pasajero, cualquier ser que se considere importante. Dejaría mis estudios, mi vocación, lo que soy y lo que quiero ser en un futuro. Y cualquiera puede decir que soy egoísta con la vida "plena y feliz" que llevo, cualquiera puede decir que desprecio la compañía de la gente que me rodea; incluso decir que elijo por azar (¿Por qué exactamente a vos y no al resto de las personas que se fueron de mi vida?).
Pero lamentablemente no puedo.
Quizás en otra vida, en un más allá, más acá. Arriba o abajo. Quizás hay costados también. Creo que en algún punto cruzado te voy a encontrar. Y nuestra charla va a ser eterna. Y no nos va a alcanzar el cielo para abrazarnos.
Nos merecemos una eterna vida, algo que nadie ni nada nos supo dar. Porque tanto amor corría por nuestro corazón que el mundo se sintió chico.
Aun no entiendo por qué nos separamos, no hay una causa lógica, una explicación aparente que ni vos ni yo, nunca, pudimos encontrar.
Pero únicamente me queda la conformidad de saber que estás bien, podrías estar peor, o mejor, no lo sé. Es una suposición.
Me queda la conformidad de saber que cada suspiro de alivio lo compartí con vos, como quien dice cada "estirón", cada crecimiento, cada escalón que me costó subir vos me ayudaste. Y por más que mis mejores momentos no los compartiste conmigo, se que sabes lo que hago, se que me perseguís y vivís conmigo, porque no te puedo dejar ir.
Y me apena saber que la gente afirma que quienes se quedan es porque tienen "cuentas pendientes", me apena porque por mi hiciste más de lo que pudiste, y ningún deseo quedo pendiente.
Muchos años pasaron, muchos recuerdos quedaron, y las penas que se marcharon son las que ahora también recuerdo como similitudes vivas de tu compañía.
Si recordar no es pecar, si amar no tiene que ver con la distancia, no me queda más que seguir sosteniendo estos pensamientos y creyendo en lo que veo, porque los milagros no existen y resucitarte sería uno; abuela, esperame  por favor, que en algún momento voy a llegar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

vidA A A

Márchate de mi vida

Auto-valorarse