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Mostrando entradas de febrero, 2013

Irrefutable

Todo el día estuve buscando inspiración. Incluso cuando anocheció. Y jamás llegó. Imagino que todo se fue por las neuronas que llegaron a una gran conclusión. Hicieron como un auto-reportaje, una recapacitación, inconsciente pero al fin y al cabo, productiva. Me refiero a que a mi cabeza le bastó con leer un par de libros y revolver algunos cajones para darse cuenta que constantemente estaba a expensas del pasado, y de lo que él traía consigo. Rebuscadamente hurgaba por todos esos recovecos que pura y exclusivamente las más oscuras noches pudieron guardar en secreto. Y mi corazón... El corazón es el único órgano que puede funcionar, sólo. Todo puede estar muerto pero si el corazón sigue latiendo, la vida sigue ahí. Nunca creí en estos cuentos de sentimientos, pero aún así también concluí que ese poderoso músculo, cada vez que se contraía volvía al pasado, y a sus vivencias, y recuerdos, risas, llantos, pestes, condenas, y demás sustantivos que lo describen. Toda mi corta vida estuv...

Sentidos

Es tan absurdo escribir sobre lo mismo. Siempre. Es lo más fácil lo dramático, el sexo, el amor, la locura que genera el amor; incluso la muerte misma. Los momentos fugaces de originalidad llegan en los instantes catárticos, desesperantes, de cólera; de borrachera, de droga, de inconsciencia. Son flashes, que hay que atraparlos y no soltarlos. Memorizarlos, y luego redondear la idea. Y uno debe actuar exactamente, con precisión, para que no se escape esa lucidez. Deben interactuar todos los sentidos, sin quebrarse, sin moverse. Agudizados, ceremoniosos, sigilosos. No perder de vista las letras. No importa lo que rodea, lo que gira en torno a nosotros, sobre nosotros. No importa la nada que no existe.Cada palabra debe ser vista una y otra vez, sin que se escape ninguna vocal, ni consonante. Sílabas precisas, exactas, repetitivas porque es corregible. Importa mantener el punto fijo. Sin puntos ni comas. El tacto. Sentir tu piel. Sólo un roce precisamente indefinido logra ese chispas...

Catalina

Sin rastros de expresarse hacia algún lado, buscó incansablemente su costado feliz. Se revolcaba en su interior como si estuviese revolviendo un poco de harina en forma de masa. Revolvía su pasado... ¿Quién había sido? ¿Quién es ahora?. Quiso vencer sus miedos intentando explicar que era simplemente una niña; quiso opacar sus obligaciones con excusas baratas que sólo ella podía entender y creer. Quiso ponerle fichas a su única meta que era poder ser alguien en el futuro. Pero nada podía cambiar su color pálido y su figura triste caminando las calles sin rumbo alguno. Lloraba sin consuelo alguno por las pequeñas y simples complejidades estudiantiles, amorosas o por esas que no tienen explicación coherente y lógica. Reía, con mueca de cansancio. Naturalmente ella vivía aliviada, porque todas estas características las opacaba con su sonrisa  espontánea. Cualquiera creía que era simplemente una vida normal la que llevaba, sin complicaciones, estrech...

Inquietud

Gira la ruleta, pero yo ya no quiero frenar. Constantemente intento que mis piernas quieran andar. Se aceleran, se desgastan, pero siempre buscan cómo funcionar. Las idas y vueltas constantes, hacen que mi pulso vibre. No quiero más que tu sudor, no soporto verme libre. Reís, y automáticamente siento paz. No puedo hacer más que admirarte. No quiero que te alejes, pero sería poco mágico que ya tires tu as. No puedo esperar, no quiero tocar, no quiero frenar pero tampoco acelerar. Sólo estallar.