Sin tu voraz libertad
Al trote de la codicia, la isla de la verdad, era el coctel de cenizas de un presumido haragán.
Dejando espuma en el viento, bufando al medio capaz de ser el expreso lento hacia la felicidad.
El crepúsculo al desnudo, se hizo llanto al desayuno. Recordé tu estallido animal, parecía el sueño de cualquier tipo mortal.
Y van pasando las pieles. Insípidas; de alquitrán. Dejando esquirlas de bretes donde supiste chispear.
El suelo expulsa con rabia su requisa de algodón, mientras naufrago en la savia hipócrita del sudor.
Hoy fallezco en la incongruencia de contiendas sin violencia. Sin la vida entregándose a amar. Perdí las
nociones, sin tu voraz libertad.
A veces busco en el tiempo lo que en el tiempo no está. Lo que extirpé por mis medios, por el temor de
ganar.
Y me cuidé del cuidado, sabiendo como perder. Perdí la sabiduría por no saberla ejercer.
Terminemos con la farsa de los besos sin comparsa, de las flores que crecen sin sol.
Ayer, hoy y siempre, fue mi mejor rocanrol.
Dejando espuma en el viento, bufando al medio capaz de ser el expreso lento hacia la felicidad.
El crepúsculo al desnudo, se hizo llanto al desayuno. Recordé tu estallido animal, parecía el sueño de cualquier tipo mortal.
Y van pasando las pieles. Insípidas; de alquitrán. Dejando esquirlas de bretes donde supiste chispear.
El suelo expulsa con rabia su requisa de algodón, mientras naufrago en la savia hipócrita del sudor.
Hoy fallezco en la incongruencia de contiendas sin violencia. Sin la vida entregándose a amar. Perdí las
nociones, sin tu voraz libertad.
A veces busco en el tiempo lo que en el tiempo no está. Lo que extirpé por mis medios, por el temor de
ganar.
Y me cuidé del cuidado, sabiendo como perder. Perdí la sabiduría por no saberla ejercer.
Terminemos con la farsa de los besos sin comparsa, de las flores que crecen sin sol.
Ayer, hoy y siempre, fue mi mejor rocanrol.
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