Pinta
Deja vu. Cuando medía apenas un metro, mi obsesión era no pasarme de la línea cuando pintaba. Me gustaba llenar la mesa de lápices de colores y pintar, y pintar, y pintar. Con muchos colores. Y cada uno en su orden: el cielo celeste, los techos rojos, los árboles verdes con su tronco marrón. Y ahora es lo mismo. Me veo en la vida pitando los días de colores, sin pasarme de la línea. Sólo que sin un orden establecido. Quizá es la perspectiva de la edad. O quizás es la personalidad que va formándose, y la mía, en ese aspecto, se deformó. O quizás es que simplemente no me gusta que las cosas tengan su orden y estructura. Pero, ¿Cómo se cuál es la línea? ¿Quién me la dibuja? ¿Quién me dice hasta dónde puedo pintar? ¿Yo?