Te va a parecer aburrido que te aburran mis historias
Algún día soñé con encontrarte. Te busqué por doquier: arriba, abajo, detrás de cada árbol escondido en aquél oscuro bosque. Te busqué bajo cada hoja seca, en lo más profundo del mar; a millas de la realidad. Te busqué dentro de cada flor de mi jardín, en cada uno de los rincones de mi ser. Pero se me olvidó un lugar. Ya sabrás cuál...
Y dentro de ese hueco rojizo pudiste encontrarme vos a mí, aunque seguramente tu destino no estaba, ni está, escrito junto al mío. Tu historia pertenece a otro tipo de autor.
Tu vida es una aventura... y yo pretendía que la compartieras conmigo.
Quise correr por los alrededores buscando una salida, pero no la encontré. Me sentía un poco encerrada en mí misma, pero no necesitaba esa salida, esta escapatoria, porque te tenía a mi lado.
Y nunca me importó el qué dirán, pero vos sí lo supiste sufrir.
Me festejabas cada uno de mis descubrimientos, cuando a vos no te quedaban más libros por leer. Mis teorías te sacaban sonrisas, pero no lo suficiente como para sentirte feliz. Mis actos para vos eran sólo una parte de tu película. Quería llevarte conmigo por el cielo, pero era muy pequeño... y sabías el camino de regreso.
Quise beber unas copas con tu cuerpo encima del mío, pero tu consciencia era más fuerte que mi decisión. Quise llevarte a bailar, al olvido seguido por una canción, a que sólo exista tu música y mi música; pero ya estás grande, ya no te divierte hacerlo conmigo. Y hacerlo casual es perder lo que alguna vez quisimos ser.
No quisiste enseñarme nada. Se trata de eso: sufrir por lo que intentamos intentar.
Pero no tomaste mi mano, simplemente caminaste junto a ella.
Y luego de un tiempo, corriste, corriste sin parar; no te pude alcanzar porque fuiste más veloz que yo.
Pero volviste a mí. Porque aunque me parezca aburrido que te aburran mis historias, necesitas escuchar mi voz. Aunque mis manos no estén a la altura de una cualquiera, no necesitas otras que te toquen. Aunque un par de copas en una borrachera para vos no sean nada, necesitas reírte de mí, y conmigo.
Necesitas que a la hora de dormir, sólo te acaricie el pelo, para comprender que estás a salvo.
Necesitas que la segunda parte de tu vida sea tu mejor recuerdo; aunque tengas valores más costosos que los que te puedo dar yo, y aunque ya no estés en condiciones de seguirme la corriente, quiero ser el capítulo de tu historia que más te haga llorar.